Vuelvo a ver el dolor en casa ajena. La ultima vez, lo sentía, pero tambien lo sentía por mí, y en un ataque de ira egoista me porté como un carroñero, pero arrenpentido confesé mi culpa y fuí perdonado (creo). Esta vez lo siento tanto como las otras, pero no me gusta recibir la callada por respuesta, por eso digo en mi casa que lo siento por ese dolor.
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