Ayer tuve un mal dia.
Uno de esos en los que tengo demasíadas ganas de ver a quien quiero ver, y entonces, como no puedo de otra forma, me presento sin avisar. Es una pulsión bastante fuerte, por suerte le dí esquinazo pasando la tarde con unos amigos.
Ya sé la reacción que causa en los demás y la opinión que se va acumulando sobre mí conforme se repite, pero dicho con un simil: no es apetito, es hambre.

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